El mundo en transformación - Grof
Número 126 // 31 de mayo de 2001 // 8 Raby` al-awal 1422 A.H. -CONCIENCIA-
Durante varias jornadas de 1996, tres representantes de la llamada ìpsicologÌa transpersonalî (Ervin Laszlo, Stanislav Grof y Peter Russell) se reunieron para óen palabras de Ervin Laszloó: ìreflexionar sobre las posibilidades de que haya paz en el mundo...î. Presentamos aquÌ el inicio de dicha conversaciÛn, tal y como ha sido publicada recientemente en castellano.
Laszlo: La pregunta de si podemos continuar en el mundo actual como
venÌamos haciendo hasta ahora sin desencadenar rupturas y crisis y poner
en peligro la paz es un verdadero interrogante. La preocupación es
creciente, y prueba de ello es la difusión de que goza hoy en dÌa la
palabra ìsostenibilidad.
Todos hablamos de la sostenibilidad, pero sin entender necesariamente lo Durante varias jornadas de 1996, tres representantes de la llamada ìpsicologÌa transpersonalî (Ervin Laszlo, Stanislav Grof y Peter Russell) se reunieron para óen palabras de Ervin Laszloó: ìreflexionar sobre las posibilidades de que haya paz en el mundo...î. Presentamos aquÌ el inicio de dicha conversaciÛn, tal y como ha sido publicada recientemente en castellano.
Laszlo: La pregunta de si podemos continuar en el mundo actual como
venÌamos haciendo hasta ahora sin desencadenar rupturas y crisis y poner
en peligro la paz es un verdadero interrogante. La preocupación es
creciente, y prueba de ello es la difusión de que goza hoy en dÌa la
palabra ìsostenibilidad.
que est· en juego. Vivir sin perspectiva de continuidad es algo nuevo e
inesperado en la historia de la especie humana. Parece que de ahÌ se
derivarÌa la idea de que debemos cambiar, pero me temo que ni siquiera se
trata de si debemos cambiar o no, sino de lo que tardaremos en cambiar y
la manera en que lo haremos. Por consiguiente, en lugar de conversar sobre
las mismas cosas que debaten los comitÈs asesores, como, por ejemplo, el
n˙mero de ·rboles que deberÌamos talar o conservar junto con otras
cuestiones e implicaciones estratÈgicas, deberÌamos contemplar el tema
fundamental sin ambages. Sospecho entonces que lo primero que deberÌamos
preguntamos es dÛnde estamos, quÈ somos y cÛmo vemos el mundo y a nosotros
mismos.
Quiz·s estemos ante el hito m·s importante de la historia. Hasta ahora los
momentos cruciales ocurrÌan primero y luego se analizaban. Sin embargo,
este orden ahora resulta demasiado arriesgado. DeberÌamos formarnos una
idea previa de lo que nos aguarda para actuar con conciencia y mejorar
nuestras posibilidades. En vistas a enfrentamos a este tremendo desafÌo,
necesitamos arrojar algo de luz sobre ciertos factores subyacentes a este
cambio actual, que tambiÈn lo es de Època.
Dejadme empezar con una proposiciÛn: si hemos de sobrevivir y evolucionar,
y quiz·s ahora ya deberÌamos decir no extinguimos, debemos revisar a fondo
nuestra nociÛn del universo, del ser humano, y tambiÈn los conceptos de
progreso y evoluciÛn.
Russel: Hablas de la extinciÛn pero, en realidad, øquÈ es lo que est·
amenazado de extinciÛn? Yo no creo que vayamos a destruir la vida de este
planeta. La vida es muy resistente. Diversas especies fundamentales se han
extinguido en el pasado y, sin embargo, la vida ha renacido. Eso es asÌ;
si no hubiera sido por el cataclismo que barriÛ de la Tierra a los
dinosaurios hace sesenta y cinco millones de aÒos, y con ellos al ochenta
y cinco por ciento de las otras especies restantes, los seres humanos
quiz·s nunca habrÌan evolucionado. Puede que ahora el ser humano estÈ
causando la extinciÛn de otras especies importantes. En ese caso, serÌa la
primera vez que la extinciÛn la iniciarÌa una de las especies propias del
planeta, y sin duda serÌa un acontecimiento sin precedentes, pero la vida,
no obstante, seguirÌa renaciendo. Si se destruyera por completo una de
estas especies fundamentales, sin duda tambiÈn nos destruirÌamos nosotros,
pero no acabarÌamos con la vida del planeta.
La peor cat·strofe serÌa que destruyÈramos la capa de ozono. Si eso
ocurriera, la vida en la tierra serÌa imposible. Los rayos ultravioleta
son tan peligrosos para los insectos, las flores y los microorganismos
como para los seres humanos. Sin embargo, la vida en el mar sobrevivirÌa;
existiÛ, de hecho, durante miles de millones de aÒos antes de formarse la
capa de ozono. Cuando finalmente la capa de ozono volviera a constituirse,
la vida podrÌa volver a colonizar la tierra.
No obstante, no creo que este panorama sea el m·s probable. Es mucho m·s
posible que asistamos a una serie de grandes cat·strofes medioambientales
y econÛmicas que provoquen el hundimiento de la civilizaciÛn occidental.
Ahora bien; Èste tampoco serÌa el fin de la humanidad. Quiz·s existirÌan
pequeÒos reductos indÌgenas que habrÌan sobrevivido al cataclismo y, en
˙ltimo tÈrmino, podrÌan dar pie al nacimiento de civilizaciones futuras
(esperemos que con mejor criterio que la nuestra). Adem·s, ni siquiera la
caÌda de la civilizaciÛn occidental significarÌa necesariamente nuestra
destrucciÛn. Ya hemos presenciado la caÌda del sistema soviÈtico y, sin
embargo, eso no significÛ el fin para todos los que allÌ vivÌan. Es cierto
que cambiaron muchas cosas, y llegaron arduos tiempos para muchos. Sin
embargo, la mayorÌa todavÌa vive.
Aunque parece que estÈ pintando un cuadro de lo m·s pesimista, albergo un
gran optimismo respecto a los seres humanos y a nuestros logros como
individuos enfrentados a la adversidad. Nos esperan tiempos muy duros en
el ·mbito de lo material, pero tambiÈn creo que estamos a punto de
presenciar grandes cambios en el terreno de la conciencia.
Laszlo: SÌ. La extinciÛn de las especies. Por desgracia, la posibilidad
siempre est· ahÌ. Cuando la civilizaciÛn occidental atraviesa momentos
difÌciles, puede acabar con todo lo que la rodea; tenemos tantos brazos y
una capacidad destructiva tan enorme que si no destruimos toda la vida de
la Tierra, al menos sÌ podrÌamos acabar con todas las formas de vida
ìsuperioresî. La regeneraciÛn conllevarÌa miles, o, en el peor de los
casos, incluso millones de aÒos. Es obvio, no obstante, que la vida en el
planeta seguir· existiendo porque (y a menos que hubiera una cat·strofe
cÛsmica) la Tierra seguir· dando vueltas durante miles de millones de aÒos
m·s.
Pongamos un ejemplo concreto. En la actualidad contamos con una capacidad
de cuarenta dÌas de excedentes alimentarios en los Estados Unidos; y Èste
es el ˙nico paÌs con un excedente tan abundante. Si las malas cosechas
fueran la tÛnica general en los paÌses pobres, no habrÌa dinero para la
importaciÛn de alimentos; y, en cualquier caso, este excedente no durarÌa
demasiado si estallara una crisis generalizada en ¡frica o Asia.
øQuÈ ocurrirÌa entonces? øQuÈ ocurrirÌa si la capacidad del planeta Tierra
se rebajara de seis mil millones a, por decir algo, cuatro o cinco mil
millones? øQuÈ ocurrirÌa cuando la gente ìextraî se hallara por debajo del
nivel de subsistencia? SurgirÌan conflictos de una gravedad may˙scula, se
extenderÌan muchÌsimas epidemias y serÌamos testigos de migraciones
masivas. El sistema entero se colapsarÌa. No deseo alargarme m·s en este
aspecto catastrÛfico del tema pero, sin duda alguna, nos enfrentamos a una
amenaza real, una dificultad grave, gravÌsima dirÌa yo; y eso significa
que debemos cambiar la manera que Occidente tiene de contemplar el mundo.
No hace mucho volvÌ de un viaje a Asia donde fui testigo una vez m·s de lo
difÌcil, por no decir imposible, que le resulta a la gente pobre cambiar
sus condiciones de vida. A duras penas se ganan el sustento. El nivel de
vida de la mayor parte de la humanidad se reduce a la mera subsistencia, y
eso est· acabando tambiÈn con los sistemas que protegen la vida.
Los problemas nos acucian desde m˙ltiples frentes, y en todos estos
frentes tenemos que adaptamos: y eso significa cambiar la conciencia
dominante. …sta es la raÌz del problema. Debemos empezar a pensar de
manera distinta, sentir de otra manera, y relacionamos entre nosotros y
con la naturaleza de modo distinto. En caso contrario, corremos un inmenso
peligro. Ahora vamos todos en el mismo barco. øCreÈis que somos capaces de
cambiar? øHay posibilidades reales de que se produzca un cambio radical en
la conciencia?
Grof: Llevo cuarenta aÒos dedic·ndome al estudio de esos estados atÌpicos
de la conciencia inducidos por las sustancias psicodÈlicas y los poderosos
enfoques experimentales en psicoterapia, y tambiÈn al an·lisis de otros
estados an·logos que surgen espont·neamente. Durante todo este tiempo he
visto muchos casos de individuos que han sufrido transformaciones
profundas; cambios que se caracterizan por una reducciÛn significativa de
la agresividad y un aumento generalizado de la compasiÛn y la tolerancia.
A medida que se hacÌa hincapiÈ en la capacidad de disfrutar la vida,
disminuÌa significativamente ese impulso insaciable de trazarse unos
objetivos lineales que parece ejercer un encanto irresistible en los
individuos del mundo industrial occidental y el conjunto de la sociedad
(atrapada en la creencia de que hay que acumular bienes y que el
crecimiento °limitado y el doblar o triplicar el producto nacional bruto
nos traer· la felicidad a todos). Otro aspecto significativo de esta
transformaciÛn es el surgimiento de una espiritualidad de naturaleza
universal y aconfesional caracterizada por la conciencia de la unidad que
subyace a todo lo creado y una profunda conexiÛn entre las personas, las
especies, la naturaleza y el cosmos entero.
Por consiguiente, no albergo ning˙n gÈnero de dudas sobre la posibilidad
de que se dÈ una profunda transformaciÛn de la conciencia en los
individuos, y que eso incremente nuestras posibilidades de sobrevivir a
condiciÛn de que suceda a gran escala. Es cierto que, aun asÌ, seguirÌa
existiendo el interrogante de si una transformaciÛn de este estilo
afectarÌa a un segmento de la poblaciÛn lo suficientemente grande y en un
perÌodo de tiempo lo bastante breve para ser significativa. La cuestiÛn
pr·ctica es si tal cambio puede facilitarse y por quÈ medios, y cu·les
serÌan los problemas asociados a una estrategia de tal envergadura. Sin
embargo, en la misma personalidad humana existen mecanismos que podrÌan
actuar de mediadores en esta deseable y profunda transformaciÛn.
Laszlo: Ya estamos presenciando cambios en la manera de pensar de la gente
que auguran la llegada de una revoluciÛn fundamental de la conciencia.
øCu·l es vuestra opiniÛn? øGuarda todo ello relaciÛn con el hecho de
sentimos amenazados, o bien es un fenÛmeno independiente, una mera
coincidencia?
Russel: Creo que est· relacionado; pero no creo que la amenaza sea la
causa de esta transformaciÛn, sobre todo teniendo en cuenta que ambas
parten del mismo asunto: la conciencia materialista de nuestra cultura.
…sta es la causa originaria de la crisis global, y no la Ètica en los
negocios, la polÌtica o ni siquiera nuestro propio estilo de vida. Todo
ello son sÌntomas de un problema subyacente mucho m·s profundo. Nuestra
civilizaciÛn entera es insostenible; y la razÛn de su insostenibilidad es
que nuestro sistema de valores, la conciencia con que abordamos el mundo,
es un modo insostenible de la conciencia.
Nos han enseÒado a creer que cuantas m·s posesiones tengamos y cuantas m·s
cosas hagamos, dispondremos de un mayor control sobre la naturaleza y
seremos m·s felices. Esto es lo que nos hace tan explotadores y
consumistas, y nos vuelve insensibles a lo que ocurra en otras partes del
planeta o incluso a otros miembros de nuestra misma especie. Es este modo
de conciencia lo que es insostenible.
Hoy en dÌa sÛlo el diez por ciento de la poblaciÛn humana se clasifica
como acomodada (es decir, que despuÈs de satisfacer su necesidad de
alimentos, ropa, vivienda y otras necesidades fÌsicas sÛlo a esta
proporciÛn de poblaciÛn le queda el suficiente dinero para permitirse
ciertos lujos). Por otro lado, estas personas consumen m·s de las tres
cuartas partes de los recursos del planeta. Por consiguiente, queda claro
a estas alturas que esta situaciÛn es insostenible: al conjunto de la
poblaciÛn humana no le ser· posible llevar este estilo de vida en el
futuro, m·xime si esta poblaciÛn sigue creciendo.
El aspecto positivo es que esta cultura material y la conciencia
materialista que subyace a ella ya se est·n cuestionando a fondo, de
manera simult·nea y generalizada. Los occidentales, aunque tenemos estilos
de vida muy lujosos, nos vamos dando cuenta de que este sistema no
funciona; no nos aporta lo que realmente deseamos. Nuestro sistema es
ideal para satisfacer nuestras necesidades fÌsicas. Compramos alimentos en
el supermercado, viajamos a los lugares que m·s nos placen, llevamos ropa
de moda y vivimos en casas lujosas. No obstante, eso no satisface nuestras
necesidades m·s profundas, interiores y espirituales. A pesar de todas
estas posibilidades materiales, las personas nos sentimos tan deprimidas,
inseguras y carentes de amor como antes.
Grof: De alguna manera es el mismo hecho de la saturaciÛn y la
sobresaturaciÛn de las necesidades materiales b·sicas lo que ha creado una
crisis de significado y el surgimiento de una necesidad espiritual en la
sociedad. Durante mucho tiempo mantuvimos el espejismo y la falsa
esperanza de que un aumento de los bienes materiales en sÌ mismos y por sÌ
mismos podÌa cambiar de manera fundamental la calidad de nuestras vidas y
aportarnos bienestar, satisfacciÛn y felicidad. Nuestra Època ha sido
testigo de un incremento de riqueza considerable en los paÌses
industriales de Occidente, en especial en ciertos segmentos de la
poblaciÛn. Muchas familias viven en la abundancia: una gran casa, dos
neveras rebosantes de comida, tres o cuatro coches en el garaje y la
posibilidad de ir de vacaciones a cualquier lugar del mundo. Sin embargo,
lejos de aportamos satisfacciones, lo que observamos es un aumento de los
trastornos emocionales, un consumo abusivo de estupefacientes,
alcoholismo, criminalidad, terrorismo y violencia domÈstica. Hay una
pÈrdida generalizada de significado, valores y perspectiva, una alienaciÛn
de la naturaleza y una tendencia general autodestructiva. Es la conciencia
del fracaso de la filosofÌa acadÈmica lo que marca un punto de inflexiÛn
en las vidas de muchas personas, quienes empiezan a buscar alternativas y
las encuentran en la b˙squeda espiritual.
Laszlo: Es casi como si alg˙n mecanismo en la psique colectiva de la
humanidad se anunciara en un cartel invit·ndonos a cambiar.
Russel: TambiÈn es algo parecido a lo que el Buda experimentÛ en su propia
vida, antes de convertirse en un buda. HabÌa nacido en el seno de una
familia muy rica. Era prÌncipe, y tenÌa todo lo que podÌa desear: los
manjares m·s exquisitos, toda clase de lujos, joyas, bailarinas... Todo lo
que quisiera. Sin embargo, se dio cuenta de que la posesiÛn de todos estos
bienes no bastaba para eliminar el sufrimiento. Vio el dolor en su familia
y en la corte; y tambiÈn padecÌa la ciudad, m·s all· de los muros de
palacio. Por lo tanto, la misiÛn que se propuso el Buda fue encontrar la
manera de terminar con la desdicha.
En la actualidad estamos viviendo un proceso paralelo. En tÈrminos de las
comodidades de que disponemos, la mayorÌa somos incluso m·s ricos que el
Buda, aun siendo prÌncipe, y, al igual que Èl, empezamos a percatamos de
que esto no anula el sufrimiento; a veces, incluso lo aumenta. Se palpa en
el ambiente el profundo dilema colectivo sobre el sentido de la vida.
øQuiÈnes somos? øPor quÈ estamos aquÌ? øQuÈ es lo que deseamos en
realidad? No son cuestiones que preocupen sÛlo a un par de individuos:
millones de personas buscan, m·s all· de la cultura material, un
significado profundo, una paz interior y una manera de satisfacer sus
ansias espirituales.
Laszlo: Hay visos de esperanza. Si todos creyÈramos que la felicidad
depende de nuestra posiciÛn material, aument·ndola conforme a las nociones
habituales de progreso (ir poseyendo cada vez m·s cosas), jam·s se harÌa
la luz al final del t˙nel. Si la mentalidad de la gente est· cambiando de
verdad, podemos esperar que surja una cultura m·s adaptada.
Grof: He sometido a tratamiento a personas que se habÌan marcado un gran
objetivo en la vida, propÛsito que requerÌa dÈcadas de un esfuerzo intenso
y prolongado. Cuando al final lo lograban, caÌan en una grave depresiÛn,
porque esperaban algo que el mero cumplimiento de ese objetivo no podÌa
darles. Joseph Campbell llamÛ a esta situaciÛn ´subir a lo alto de la
escalera y descubrir que se apoya contra la pared equivocadaª.
Esta obsesiÛn por alcanzar diversos objetivos lineales es algo muy
caracterÌstico en nosotros, tanto a nivel individual como colectivo: toda
la cultura occidental se dedica a buscar la fata Morgana de la felicidad,
que siempre parece habitar en el futuro. Las cosas, tal y como son, jam·s
nos satisfacen: sentimos que algo debe cambian Deseamos parecer distintos,
tener m·s dinero, poder, posiciÛn o fama, o bien encontrar una pareja
distinta. No vivimos el presente en toda su plenitud. Nuestra vida siempre
es provisional, una preparaciÛn para un futuro mejor; y este modelo vacÌo
e insaciable sigue conduciendo nuestras vidas con independencia de los
Èxitos que vayamos consiguiendo en la vida real. Podemos citar varios
ejemplos de personas que consiguieron eso que atribuimos a la felicidad
(AristÛteles Onassis, Howard Hugues y muchos otros) y se dieron cuenta de
que Èse no era el camino. A nosotros no nos basta con su ejemplo. Creemos
que en nuestro caso serÌa distinto.
Por otro lado, tambiÈn he conocido a muchÌsimas personas que fueron
capaces de descubrir las raÌces psicolÛgicas de este modelo y pudieron
romperlo o minimizar la influencia que tenÌa en sus vidas. Como es
habitual se dieron cuenta de que esta actitud frente a la vida est·
Ìntimamente relacionada con el hecho de que llevamos en nuestro
inconsciente la gestalt inacabada del trauma del nacimiento biolÛgico.
Nacimos anatÛmicamente, pero en realidad no hemos digerido e integrado el
hecho de que escapamos de las garras del canal del parto. Esta huella
impresa con cincel determinar· nuestra concepciÛn del mundo y el papel que
desempeÒamos en Èl. Al igual que el feto que pugna por salir del
confinamiento del canal del parto, somos incapaces de disfrutar de la
situaciÛn presente. Buscamos la soluciÛn en el futuro; una soluciÛn que
siempre parece encontrarse m·s all· de nosotros.
Los existencialistas llaman a esta estrategia ìautoproyectarseî:
imaginarse a uno mismo en una situaciÛn futura mejor y luego esforzarse
por conseguir hacer realidad este espejismo. Es la estrategia del
fracasado, tanto si alcanzamos la meta como si no, puesto que jam·s nos
aporta lo que esperamos de ella. Nos lleva a vivir la vida sin
autenticidad, incapaces de descubrir la autÈntica satisfacciÛn: es una
existencia basada en la lucha incesante, o bien monÛtona y gris, como la
gente suele definirla. La ˙nica soluciÛn es volcamos hacia nuestro
interior y completar este modelo con la experiencia, con el trabajo que
realizamos en el proceso del renacimiento psicoespiritual. En ˙ltimo
tÈrmino la plena satisfacciÛn vendr· de la experiencia de la dimensiÛn
espiritual de la existencia y de nuestra propia divinidad, y no de la
b˙squeda de objetivos materiales de cualquier clase y condiciÛn. Cuando
las personas identificamos adecuadamente las raÌces psicoespirituales de
este modelo de insaciable avaricia, nos damos cuenta de que debemos buscar
las respuestas en nuestro interior, y luego sometemos a una transformaciÛn
interna.
Laszlo: øHay cada vez m·s gente que se dÈ cuenta de la situaciÛn?
Grof: Parece ser que sÌ. Creo que tiene que ver con el hecho de que un
n˙mero cada vez mayor de personas est· llegando a la conclusiÛn de que la
autoproyecciÛn es una estrategia fallida que no funciona, porque ya saben
que el Èxito material no es garante de la satisfacciÛn; o bien ocurre la
situaciÛn contraria: su lucha denodada por lograr unos objetivos externos
genera unos problemas insalvables. En ambos casos las personas se
encierran en su mundo interior y empiezan un proceso de transformaciÛn
interna. Adem·s, el fracaso de la estrategia del crecimiento °limitado a
escala global podrÌa ser un factor determinante en el proceso.
Por desgracia, se diagnostica por error como psicÛticos a muchos
individuos que est·n pasando por esta radical transformaciÛn, y se les
administra medicaciÛn supresora. Mi esposa Christina y yo creemos que
existe un importante subgrupo de personas a quienes se aplica un
tratamiento contra la psicosis cuando en realidad est·n sufriendo una
difÌcil transformaciÛn psicoespintual, o ìemergencia espiritualî, como
solemos denominarlo.
Russel: De alguna manera nuestra cultura entera est· viviendo una
situaciÛn de emergencia espiritual, gran parte de la cual se remonta a los
cambios que presenciamos a finales de los aÒos sesenta. Por primera vez un
amplio estrato de la sociedad empezÛ a desafiar la manera de entender el
mundo actual; creÌa en un modo de hacer las cosas, y relacionarse con la
gente y el mundo, que no se basaba en el caduco paradigma materialista.
A posteriori, ahora nos parece todo muy ingenuo, pero los aspectos
fundamentales no han cambiado; y han influido profundamente en nuestra
cultura. En aquella Època la meditaciÛn se consideraba algo muy extraÒo.
En la actualidad muchÌsima gente practica alguna forma de meditaciÛn
(incluso se enseÒa en varias empresas). Se ha convertido en una actividad
respetable. Lo mismo ocurre con el yoga. Durante los sesenta se
consideraba vanguardista; hoy en dÌa lo practican millones de personas.
Tomemos la terapia como ejemplo. Antes seguir una terapia equivalÌa a
decir que se tenÌan problemas psicolÛgicos graves; que se atravesaban
serias dificultades. Ahora en Califomia lo grave es no seguir una terapia.
Incluso los que gozan de buena salud mental consideran que quiz·s no estÈn
aprovechando del todo su potencial y reconocen que necesitan ayuda para
descubrir las actitudes y los modelos de pensamiento que podrÌan impedir
su desarrollo.
Hace treinta aÒos el tema del desarrollo personal despertaba poco interÈs.
Hoy en dÌa, sin embargo, todos hablan de ello. Cuando estudiaba en
Cambridge durante los aÒos sesenta, la librerÌa m·s importante (y una de
las m·s grandes del Reino Unido) sÛlo tenÌa una estanterÌa destinada a los
libros de aprendizaje esotÈrico y espiritual. Ahora, en cambio, en
cualquier ciudad hay una al menos, cuando no media docena, especializada
en el campo de la conciencia y la metafÌsica.
Las listas de los libros m·s vendidos se hacen eco del interÈs creciente
por estos temas. Desde hace varios aÒos el cincuenta por ciento de los
libros m·s vendidos, y a veces incluso m·s, trata del desarrollo personal,
la espiritualidad o la conciencia. Esto es lo que la gente lee, y esto es
lo que le interesa. La misma tendencia se manifiesta en las pelÌculas, la
televisiÛn, las revistas e incluso en Internet. Es una corriente que se
extiende con rapidez.
Laszlo: Eso nos retrotrae a una cuestiÛn que siempre me ha fascinado y
sigue fascin·ndome cada vez m·s, y es la posibilidad de que como
individuos no seamos prisioneros de nuestro propio cr·neo, encerrados en
nuestra propia piel, sino que estemos Ìntimamente ligados los unos a los
otros, y seguramente tambiÈn con toda la vida del planeta. De este modo,
cuando se presenta una situaciÛn como la que vivimos en la actualidad, con
un peligro real al que debemos enfrentarnos, hay algo que, aunque la
mayorÌa no sea consciente, penetra en la mente, pone seÒales de
precauciÛn, se centra en el cambio y genera impulsos. Quiz·s no sea del
todo descabellado afirmar que existe algo parecido a una mente de la
humanidad, algo como una esfera vinculante, un inconsciente colectivo que
act˙a dentro y fuera de nosotros, y que ahora empieza a manifestarse en la
conciencia de los individuos. Quiz·s existen fuerzas en este mundo que
trascienden los acostumbrados motores sociales, polÌticos y econÛmicos.
Nuestra supervivencia asÌ lo requiere: la situaciÛn serÌa casi desesperada
si sÛlo se contemplara a la luz de los factores que intervienen, porque
con ellos jam·s llegarÌamos a tiempo de iniciar el cambio.
De hecho, hay intervalos de tiempo insertos en la din·mica de nuestro
mundo, un gran n˙mero de ellos en realidad. HubiÈramos tenido que cambiar
en el pasado, por decirlo de alguna manera, para abortar la crisis del
maÒana. Sin embargo, si existe algo en el inconsciente colectivo que pueda
penetrar en nuestra conciencia individual, la situaciÛn es bastante m·s
esperanzadora.
Grof: Estoy absolutamente de acuerdo. Los acontecimientos mundiales no
siempre siguen una progresiÛn lÛgica y lineal. Tanto t˙ como yo, Ervin,
somos de la Europa oriental y seguimos con gran interÈs los avatares
polÌticos que allÌ se suceden. Creo que estar·s de acuerdo en que si, una
semana antes de que ocurriera, alguien nos hubiera dicho que el muro de
BerlÌn iba a caer, nos habrÌamos burlado diciendo que era una solemne
bobada. Nos habrÌa parecido tambiÈn absurdo que, tras cuarenta aÒos de
totalitarismo y despotismo polÌtico en la UniÛn SoviÈtica, Gorbachev
perdiera interÈs por los paÌses satÈlites, como, por ejemplo, HungrÌa,
Checoslovaquia y Polonia entre otros, y les diera la libertad. Es m·s,
habrÌa sido sumamente difÌcil predecir que pr·cticamente de la noche a la
maÒana la UniÛn SoviÈtica sencillamente se disolverÌa y cesarÌa de existir
como superpotencia. Era imposible anticipar y predecir estos
acontecimientos extrapol·ndolos simplemente del pasado. DebÌan intervenir
otros factores.
Laszlo: El hecho de que estos fenÛmenos sucedan de manera no lineal y como
a saltos no deberÌa sorprendemos, si conocemos el modo en que los sistemas
complejos act˙an y se transforman. Los pormenores de las grandes
transformaciones son imprevisibles: lo ˙nico que podemos aventurar es que
aportar·n alguna novedad radical. No obstante, esta revolucionaria especie
de cambio øacaso es tambiÈn relevante en aquellos procesos que dominan
nuestra mente? øSe advierte un cambio en la conciencia, un cambio decisivo
y del que se hablar· durante los prÛximos aÒos aunque ahora sÛlo tengamos
una vaga idea? øPodrÌamos estar en el umbral de una revoluciÛn fundamental
de la conciencia?
Russel: Sin duda es posible. Si el interÈs por el desarrollo personal
sigue creciendo a este nivel, y este interÈs se traduce en un cambio real
de la conciencia, observaremos un proceso de retroalimentaciÛn positiva
que conduce a una aceleraciÛn exponencial de la toma de conciencia
interior. Cuanta m·s gente tome conciencia, y cuanto m·s sepamos quÈ es lo
que promueve este despertar interior, m·s favorable se mostrar· el entorno
social, y m·s propicio a que un n˙mero cada vez mayor de personas asista
al despertar de su conciencia, incluso con mayor rapidez; lo cual, a su
vez, facilita que un n˙mero creciente de individuos sufra una
transformaciÛn de la conciencia. El resultado final bien podrÌa ser un
gran salto colectivo en la conciencia.
* La revoluciÛn de la conciencia, ed. KairÛs, pp. 15-27
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